Resumen
El dengue esta siempre presente en nuestro día a día con sus fluctuaciones cada cuatrienios. A esto se sumó el COVID-19, y casi a la par, pero en forma más solapada Zika y Chikunguya. Actualmente estamos viviendo un aumento exponencial de casos de Chikunguya.1,2 Todas estas patologías traen un retraso en el tratamiento quirúrgico de los pacientes, principalmente los pacientes de escasos recursos económicos.
Otro grupo de pacientes muy afectados son los oncológicos, y los pacientes con patologías crónicas. Los oncológicos debido al retraso del tratamiento ven progresar su enfermedad sin posibilidad de tratamiento por falta de lugares disponibles en los hospitales. Los pacientes con comorbilidades dejan de asistir a sus controles por consultorio y tienen descompensaciones que retrasan su cirugía o incluso los llevan al deceso.
Durante la pandemia de COVID-19 se ha demostrado la fragilidad de los sistemas quirúrgicas a nivel mundial con el retraso o la cancelación de las cirugías de pacientes que la necesitaban.3,4 No es necesario que la pandemia de COVID-19 se repita, estos arbovirus pueden volver a colapsar nuestro sistema sanitario ya bastante deteriorado.
Se necesitan realizar políticas que impliquen el fortalecimiento de los tratamientos quirúrgicos y de patologías no transmisibles, que de otra manera repercutirán en forma negativa al paciente. Lastimosamente la salud pública no se pone como objetivo el formalizar y fortalecer el tratamiento quirúrgico de los pacientes. Esperemos que eso cambie.
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